Después de casi una década dedicadas a acompañar a mujeres maduras que le piden a su vida algo más de lo que la familia, el entorno e incluso la sociedad espera de ellas, ¿Se puede Envejecer Bonito ? tiene respuesta en Lura: Y es un Sí rotundo.
Sí señoras, se puede Envejecer Bonito. ¿Y en qué consiste?
En muchas ocasiones, nos encontramos con mujeres rondando los 60, que a parte de envejecer bien (normalmente siendo formales con su alimentación, ejercicio, hábitos de vida, relaciones, manteniendo a raya el temido colesterol, el azúcar y un sin fin de asuntos que ponen en peligro la salud física) apuestan por Envejecer Bonito: apuestan por el crecimiento personal sumando calidad emocional a sus vidas. Mujeres que apuestan por mirar, cara a cara, a los vacíos que deja una maternidad cuando una ya no tiene los roles que antes tenía; o una relación de pareja que ha cambiado o que ha desparecido; o al vacío que deja una actividad laboral que antes les aseguraba un lugar «productivo» reconocido…
Mirar hacia todo esto, da miedo o quizá asusta, pero también ofrece la posibilidad de hacerse preguntas y de buscar, junto con otras mujeres que tienen esas vivencias, algunas respuestas y claves que ayuden a encontrar un camino más pleno hacia la vejez. Un camino que permita integrar los múltiples aspectos de los que depende nuestra salud. Es cierto que el cuerpo se desgasta, cambia… y es necesario prestarle atención. Pero también hay otros muchos aspectos que hay que atender: la capacidad de poner límites, decir que no, reconocer los deseos propios, afrontar los sentimientos difíciles, gestionar los miedos y también las ilusiones, descubrir otras formas de sentir placer…. Cuando las mujeres se juntan y comparten todo esto, ponen palabras a muchos asuntos que hasta ahora estaban sólo dando vueltas en sus cabezas y se produce un movimiento muy bonito y responsable: empiezan a cuidarse emocionalmente; a escucharse y atenderse, de la misma forma que atienden el temido azúcar o el colesterol.
A través de los talleres, grupos, encuentros y charlas que durante esta década hemos tenido el gusto de ofrecer, hemos abordado las muy diversas facetas en las que envejecemos las mujeres. Han participado mujeres diversas, de diferentes nacionalidades, experiencias, edades y vivencias. Hemos rescatado la historia valiosa que cada mujer ha construido, estudiando minuciosamente qué aspectos influyen y marcan la diferencia entre envejecer marchitándose o envejecer despertándose.
Codo con codo, con centenas de mujeres, a solas o en grupo, hemos asistido al reconocimiento de las pérdidas y duelos que supone envejecer pero también a las ganancias de este proceso. Nos hemos mirado en el espejo de otras mujeres, para reconocer que algo de nosotras, lo esencial, sigue allí , a pesar de todos los cambios que sufrimos cuando envejecemos. Hemos conocido mujeres con circunstancias muy difíciles (con difíciles cargas familiares; cuidadoras; viudas; enfrentándose a la enfermedad propia o ajena…) que nos han demostrado que esas circunstancias a veces no pueden cambiarse, pero sí la forma en la que una las enfrenta. Envejecer Bonito requiere la valentía de enfrentar la tristeza … pero también la alegría.
Para muchas mujeres el proceso de madurez se ha dado en un escenario que ha sufrido grandes cambios: antes no había tiempo de parar, ni posibilidad de cuestionarse ciertas cosas, ni espacio ni tiempo propio… Ahora con la jubilación, se abre un mundo de posibilidades, se abre una puerta a dejar el mundo del hacer – ser expertas en cubrir las necesidades ajenas y cuidar a los y las demás- y adentrase en otros lugares -¿ qué necesito yo? ¿qué quiero yo? ¿a mí qué me ayuda a estar mejor? -. Y por fin hay espacios donde poder hacerlo en confianza y con respeto.
Analizando los roles, los espacios, el tiempo propio y los retos que nos quedan, seguiremos alentando el proceso de empoderamiento individual y colectivo, buscando un lugar “Bonito” para las mujeres que envejecen en la sociedad actual: un lugar de respeto, autocuidado, autoconocimiento y crecimiento.
El verano ofrece un tiempo extra para la reflexión, en Lura también nos ocurre. Quizá un tiempo para mirar las experiencias vividas y afrontar con energía nuevos retos. En este tiempo de balance y desde la calma que ofrece cierto descanso, queremos dedicar estas palabras que siguen, por un lado, a todas las mujeres maduras que nos conocen, que han trabajado con nosotras y han hecho posible, año tras año, nuestros talleres: Envejecer Bonito. Y por otra parte , a las mujeres que leen estas palabras y se sienten identificadas, aunque no nos conozcan. Que quizá sean valientes y en Septiembre nos llamen, y se unan a esta aventura.
Para las mujeres que apostamos por aprender,
y para las que nos hemos embarcado en esta aventura de seguir creciendo juntas.
Convencidas de que todavía hay tiempo para llevar las riendas y tomar decisiones a nuestra medida y en nuestra vida.
Y poder Ser más auténticas,
podernos reconocer y valorar,
y poder acompañarnos.
Mostrar nuestra historia como mujeres: con sus derrotas y fallos
y también con sus aciertos y éxitos.
Porque Aprender a Quererse es aceptar todo ello.
Y reconocer a todas las mujeres que nos han acompañado en nuestra vida y a las que acompañamos como madres, tías, hermanas, abuelas, amigas…
Porque el tiempo que tenemos por delante no es para marchitarse, sino para despertar.
Porque todavía hay mucho que sentir, pensar y hacer.
Todavía nos queda mucho por decir.
Porque es tiempo de Aprender a Querernos y Envejecer Bonito.
Es tiempo de afrontar los cambios.