Taller de fin de semana, fuera de Bilbao, en un lugar mágico, en Artzentales, debajo del Kolitxa. Trabajo de convivencia grupal, de contacto con la naturaleza y el entorno. [Leer más…]
Hablemos del duelo
A pesar de que el duelo es una experiencia universal, nos afecta a todos y todas durante el devenir de la vida, hoy en día es difícil hablar sobre ello. Este es un encuentro para poner palabras al proceso de duelo, porque tener información ayuda, [Leer más…]
Crisis y duelos: ¿se van de vacaciones?
Crisis y duelos: ¿se van de vacaciones? Antes de contestar a esta pregunta deberíamos hacernos otras dos: ¿Qué es una crisis? ¿Qué es un duelo?
Podemos definir una crisis como una situación laberíntica en la que no sabemos qué hacer, cómo actuar, cómo resolver. Las herramientas emocionales que disponemos dejan de funcionar y parece que no vemos ninguna salida a nuestra vida o a ese problema concreto y es complicado poder recuperar nuestra cordura, nuestro centramiento. Parece imposible volver a estar como estábamos antes de encontrarnos mal.
Nos sentimos con un bloqueo emocional, dando vueltas y vueltas a lo mismo, sin poder avanzar. Me siento mal internamente. Estoy enfadada, triste, negocio conmigo misma, me vuelvo a enfadar conmigo, con otras personas, lo entiendo pero me pongo triste, vuelvo a enfadarme… El caso es que estoy mal, estoy en crisis, estoy en el laberinto. Sin embargo, ese laberinto tiene un principio y un final. Y saber que se puede salir de la crisis, aunque ahora no sepamos cómo, ayuda a bajar la ansiedad.
Normalmente, cuando entramos en crisis, solo pensamos en salir de ahí, “no quiero sufrir, no quiero estar así, no me viene bien”. En ningún momento nos va a venir bien estar en crisis, porque no la buscamos, nos aparece, bien por azar, porque hemos ido aplazando asuntos dolorosos, o por nuestros guiones de vida que nos hacen caer en los mismos patrones de comportamiento.
Pero, podemos ver las crisis como una oportunidad de crecer, de avanzar, de aprender y de transformarnos. Para eso, debemos introducirnos en la crisis y vivirla, sin buscar atajos y querer salir cuanto antes. Porque es un proceso y un camino que debemos recorrer en solitario, donde nos encontraremos con mil dificultades que serán nuestros monstruos, pero también con aliados y aliadas que nos ayudan a ir avanzando y nos acompañan un tiempo en nuestro camino. A veces, nos cuesta mucho ver y reconocer esas cosas, personas, lugares, creencias, animales que son aliadas y que tenemos a nuestro alcance sin ser conscientes.
Si seguimos avanzando en ese laberinto podemos llegar al centro donde encontraremos “el santo grial”, la clave, el aprendizaje, para ir volviendo poco a poco hasta encontrar la salida. Este viaje laberíntico tiene marcha adelante, atrás, parones, y parece que estoy atascada y de repente veo que he avanzado. Otras veces, pienso que ya estoy saliendo y retrocedo (“vuelvo a recaer”). Y sigo adelante y me encuentro mucho más avanzada de lo que creía, me encuentro mejor. Hasta que un día me siento diferente, me coloco en otro lugar y digo: “lo he pasado fatal…”. Resulta que ya estoy fuera del laberinto.
Y unido a la crisis está el duelo. Porque para salir de la crisis, la tarea que se nos plantea es hacer un duelo. El duelo es la respuesta natural y normal que se pone en marcha ante una pérdida, sea ésta del tipo que sea. Normalmente, cuando oímos la palabra duelo, inmediatamente pensamos en muerte, en pérdida de ser querido. Y sí, van unidos, y en ese caso, la sociedad nos permite, aunque menos tiempo del necesario, estar en duelo. Enseguida nos dicen: “tienes que seguir con tu vida”, “Ya es hora de que vuelvas a la normalidad”.
Pero también, están los duelos que debemos hacer por cosas cotidianas: cambio de trabajo, jubilación, cambio de casa, cambio de ciudad, separación de familia, de amistades, de pareja, embarazo, menopausia, pérdida de juventud… Estos, no son reconocidos como tal, pero, seguramente sentiremos el mismo malestar y debemos tener el mismo proceso que en el caso anterior. No nos los permitimos ni nos lo permite el entorno.
Es importante, poder darnos el tiempo para pasar ese duelo, el dolor por esa ruptura, sea la circunstancia que sea. Es una muerte simbólica, algo se muere en mí y como tal atravieso esas fases (negación, ira, negociación, depresión, pseudoaceptación y aceptación) y esa mezcla de sentimientos que aparecen en todos los duelos. Es el momento de recogimiento interno, de cierre corporal, es estar conmigo.
Porque el duelo es un proceso que tiene un tiempo indeterminado y cada cual tiene el suyo. Un tiempo que nos ayuda a elaborar esa pérdida de manera que la integremos en nuestro cuerpo, en la parte emocional y en los pensamientos. Es el proceso que nos ayuda a cerrar una etapa, un capítulo, para poder abrir otro.
Para poder llegar a elaborar bien un duelo, debe haber una aceptación y un perdón a la persona o situación que me ha hecho daño y perdonarme a mí, porque ambos hemos hecho lo que hemos podido y como hemos podido. Solo así, llegaremos a ver el aprendizaje, la transformación y podremos ponernos en paz internamente, para abrirnos de nuevo al mundo, a la vida, desde lo corporal, emocional y mental.
Crisis y duelos: ¿se van de vacaciones? Mi respuesta es no. Cuando estamos en crisis da igual que hagamos el mejor plan del mundo porque no podemos conectar con la alegría, con la vida. Las crisis y los duelos no se paralizan porque vengan vacaciones. En algunas ocasiones, queremos aparcarlas porque ahora me tocan vacaciones y me tengo que divertir, pasármelo bien, disfrutar… quizá sea un buen momento para pararme y vivir con más intensidad y tiempo esa crisis o quizá sea el momento de ver cómo afronto la crisis sin aparcarla estando de vacaciones.La cuestión es cómo doy validez a lo que siento, a cómo me encuentro, a esa crisis, a ese duelo estando en el momento que esté: de vacaciones o no. Aunque no nos guste dolernos, aunque no nos guste el dolor emocional, las crisis y los duelos son una oportunidad para crecer, para hacer cambios y solucionar asuntos que no nos hacen felices. Es la oportunidad de conectar con la vida desde la consciencia y la transformación. Es la vida misma.